Tuesday, August 05, 2014

El martes a las siete

Advertencia: Si no ha visto Sexto Sentido, El Club de la Pelea o Terminator 4, deje de leer este post. Me le voy a tirar la película.

Con mis amigos de barrio íbamos una vez a la semana a cine. Veíamos exclusivamente películas de acción y no había plan familiar, abuela enferma o novia calenturrienta que nos robara una noche de martes. Religiosamente, a las 7:00 p.m. estábamos haciendo fila en el centro comercial.

Si alguien faltaba a la cita, era torturado durante toda la semana siguiente. Le decíamos que se había perdido la mejor película de su vida y que era un imbécil, por faltón, y porque Bruce Willis siempre estuvo muerto.

- ¿Qué?-.
- Así como lo oye. Y Brad Pitt y Edward Norton son la misma pers…
- ¡Cállese, maldita sea!-.

No sólo se matoneaba a quien se ausentaba, sin importar qué tan válida fuera su excusa, sino que se le obligaba a participar durante toda la semana en las conversaciones de los demás, quienes nos ensañábamos con él y nos relamíamos con su infortunio, mientras le contábamos los puntos más importantes y el final de la película.

Por eso, todos procurábamos no faltar.

 - Muchachos-, les dije un fin de semana. -El martes tengo que presentar un proyecto importante. No los podré acompañar a ver Terminator 4-.

Todos guardaron silencio. Llevábamos semanas esperando ese estreno, y conocía bien las reglas del juego.

 - ¿Está seguro de que quiere faltar?-.
 - Lo siento, señores, pero no tengo otra opción. Pero quiero pedirles un favor-.
 - Ajá. Qué sería-.
 - Por nuestros años de amistad. Por nuestra historia. Los suplico que no me cuenten el final. Hemos esperado mucho y voy a ir el fin de semana a verla-.

El martes siguiente, tan pronto salieron de la sala de cine, me dejaron un mensaje de voz en el celular con el final de la película.

No lo escuché, pero mi silencio al respecto le dio paso al festival de la mala leche.

La secretaria de la oficina me recibió varios días con un recado:
De: Andrés
Para: Juan Camilo
Observación: El robot de Terminator tiene corazón.

Mi mamá fue una de sus primeras opciones.
 - ¿Aló?-.
 - Hola mi amor-.
 - Hola mami-.
 - Ya sé que a esta hora estás ocupado, pero te llamó Julián. Dijo que era urgente. Me pidió que te dijera que el robot de Term…

Le tiré el teléfono y no le hablé por varios días.

Recibí un mensaje de texto de un número desconocido: “Información importante de su cuenta de ahorros. Citibank le informa que el robot de Terminator tiene corazón”.

Mensaje de voz de una mujer desconocida: “Juan Camilo, no sé si te acuerdes de mí. Nos conocimos en el cumpleaños de Hernando. Quería decirte que el robot de Terminator tiene corazón”.

Uno de tantos mensajes surtió efecto y alcancé a leer lo que no debía. Si mal no recuerdo, fue una hoja que pegaron al parabrisas de mi carro.

Desde entonces, comenzó una tradición perversa. Ya no vamos a cine juntos. Simplemente, nos contamos los finales de las películas en nuestro grupo de Whatapp y nos odiamos en silencio, disimulando que no nos importa.

Mauricio: Vamos a ver la película de Marvel???
                             Yo: El niño muere al final 
Mauricio: NOOOOOOOO!!!!!
                                              Yo: Jejejeje

Es totalmente reprochable, pero la crueldad fue el mejor de los entrenamientos para mis conversaciones actuales, en las que mis experiencias cinematográficas no son arruinadas por la maldad de mis amigos, sino por la inocencia de mis hijos.

 - ¿Papi, ya viste la película de la niña que se muere al final?-.
 - Pues… iba a verla, hijo. Pero creo que ya no-.