Wednesday, October 11, 2006


El cigarrillo... el vicio que se mendiga

Los vicios: Depravaciones de unos pocos, inmoralidades de los súcubo en tierra y delicias de los paladares sin restricciones de etiqueta.

Entre los cientos de desenfrenos corruptos el único que merece el nombre de vicio es el cigarrillo. Algunos tratan de imitarlo, pero ninguno alcanza su inigualable categorización.

¿Razones? ¡Todas las que quieran!

Es el único que se puede comprar con cien pesos colombianos en cualquier tienda LEGAL, no hace falta hacer colecta entre varios amigos para comprar un paquete de cigarrillos y si alguien se fuma 10 unidades en un día, a la mañana siguiente amanece perfecto. ¿Cuántos vicios pueden ostentar virtudes similares?

Además, merece tal galardón porque es el único que se mendiga. No recuerdo haber oído “regáleme $1000 para una cerveza” o “¿me colabora con lo del porro?” En cambio, en varias oportunidades, en los semáforos de Bogotá y ante la falta de monedas, he cancelado servicios de aseo de los vidrios del carro con cigarrillos.

¡Eso sí es un vicio, carajo! Uno que es barato, se mendiga y tiene la propiedad de reemplazar el papel moneda de un país en vías de desarrollo.

Friday, October 06, 2006


El verdadero maná: la panela (Saccharum Robustum)

A través de la historia, la humanidad se ha maravillado por revelaciones que han cambiado el curso de la medicina, sociología, psicología, antropología y otras ías.

Desde la búsqueda de la piedra filosofal y el santo grial hasta el descubrimiento de la penicilina, los productos de propiedades milagrosas han sido el foco de atención mundial.

En la actualidad, tenemos ante nuestros ojos el producto más prodigioso de la historia, pero lo hemos relegado al lugar más bajo de la canasta familiar colombiana.

Señores, la panela es el futuro y la solución a muchos malestares, incluyendo la falta de plata. Para que no piensen que son adulaciones sin fundamento, les presento algunos de sus usos más representativos:

Bebida refrescante (‘aguepanela’ helada con limón)
Bebida caliente (buenísima para dormir)
Endulzante (más barata que el azúcar, en cualquier presentación)
Teteros (‘aguepanela’ con leche)
Salsa para carnes (abajo la BBQ)
Repostería
Conservador de frutas y verduras
Preparación de mermeladas
Cocina de platos típicos
Cicatrizante (sí señor, ci-ca-tri-zan-te)
Remedio para la gripa.

Solución a los problemas de garganta

Adicionalmente, tendencias experimentales han comprobado con éxito que sirve como crema bronceadora, en los procesos de depilación femenina (con la consistencia adecuada) y constituye un remedio infalible para los ataques de pecueca.

Además, está comprobado que algunos de sus componentes nutricionales son los azúcares (sacarosa, glucosa y fructosa), las vitaminas (A, algunas del complejo B, C, D y E) y algunos minerales (potasio, calcio, fósforo, magnesio, hierro, cobre, zinc y manganeso).

Básicamente, en una ‘aguepanela’ un comensal se puede engullir la mitad del alfabeto en vitaminas y un 15 por ciento de la tabla periódica en minerales.

¿Y las superpotencias aún buscan soluciones para el hambre del mundo?

Publicidad engañosa femenina... ¿mendigando sexo?

No sé exactamente cuándo comenzó, pero de un momento a otro las mujeres empezaron a exponer sus atributos para que fueran percibidos por el sexo opuesto con beneplácito.

Hasta ahí todo bien. Soy partidario de la porra “abajo el escote y arriba la minifalda”, pero el inconveniente se presentó cuando las féminas se valieron de artimañas para mostrar lo inexistente.

El ‘wonderbra’, la faja reductora y el calzón ‘levantacola’ son claros ejemplos de estas mentiras que no tienen otro objeto que vender sandeces.

Hagamos un paralelo. Cuando compra un computador y el vendedor le dice que tiene mil características positivas, lo mínimo que usted espera al momento de pagar por el aparato es que, efectivamente, cuente con lo prometido. En caso contrario, volverá con el proveedor para que le haga el respectivo reembolso o adelantará procesos legales por PUBLICIDAD ENGAÑOSA.

Con el wonderbra pasa exactamente lo mismo. Promete lo inexistente a los clientes para que adquieran un producto determinado. El resultado: las expectativas iniciales son directamente proporcionales a las frustraciones finales.

Señoras, señoritas, mujeres del mundo: déjense de mentiras. Eso se llama publicidad engañosa y su penalización está reglamentada (Estatuto del consumidor, Decreto 2153 de 1992 y leyes 256 de 1996 y 446 de 1998).

Sean transparentes en el proceso de cortejo. Ahórrense una tutela y una lágrima masculina de frustración.