Thursday, November 17, 2011

El resto del mundo

¿Cómo se imaginarán a Colombia los que nunca han salido de Estados Unidos? ¿Cómo serán las calles de Bogotá, de Medellín o de Cali para quienes han vivido toda su vida en suburbios, y no leen ni ven noticias?

Esas preguntas me surgieron hace poco, debido a las reacciones de muchos amigos que, aunque son hijos de latinoamericanos, lo más cerca que han estado del cono sur (y de Cuba) es en los Cayos de la Florida.

No son todos, hay que decirlo. Muchos estadounidenses son educados, han viajado, leen, conocen el mundo. Pero muchos otros creen que viven en el único foco de civilización de América, y que Colombia es una extensión de jungla que se encuentra en un lugar recóndito del sur.

Tres historias. Estaba con unos amigos tomando cerveza en un bar, cuando por alguna extraña razón alguien hizo un comentario sobre el rapero Eminem. Automáticamente se me vino a la cabeza la canción “Without me”, y canté en voz alta “Guess who’s back, back again… Guess who’s back, guess who’s back, guess who’s back, guess who’s back, guess who’s back, guess who’s back, guess who’s back, nanana”. Nos reímos de cómo traté de hacer una fallida escala, llegando a tonos demasiado graves para mi voz. El chiste pasó, pero una alegre estadounidense de padres cubanos hizo alarde de su ignorancia.

- Pensé que llevabas poco tiempo en Estados Unidos-, me dijo.
- Sí, llevo un año, más o menos.
- Es que esa canción es vieja, de hace como diez años.
- Bueno, obviamente sonaba en Colombia.
- ¿Ah sí?
- Sí. En Colombia también tenemos radio.

Me costó explicarle que en la jungla no solo conocemos los sonidos que producimos con nuestros cuerpos, cocos, flautillas de huesos de animales y un sinfín de instrumentos que fabricamos con elementos de la selva.

Segunda. Hablaba con unos amigos sobre restaurantes de comida rápida. Cada uno defendía a su favorito y condenaba a la competencia. Burger King, Wendy’s, Taco Bell y KFC entraron en la contienda.

- ¿A ti te gusta McDonald’s?-, me preguntó una amiga.
- El de Colombia, no el de acá. El sabor es el mismo, pero las hamburguesas del McDonald’s de acá tienen mucha grasa.
- ¿Cómo así? ¿En Colombia hay McDonald’s?

Dediqué varios minutos a decirle que en Colombia no comemos únicamente los frutos que bajamos de los árboles, o la carne de los monos que cazamos con nuestras cerbatanas. En nuestros cabildos hemos logrado agrupar recursos alimenticios en chozas designadas, y las llamamos restaurantes.

Última. Fui a la casa de un amigo a ver un partido de baloncesto. Él se encargó de llevar las cervezas. Yo, la pizza. Lo llamé antes de comprarla.

- ¿La quieres con vegetales, carne, pollo, pepperoni?-, le dije, mientras leía las opciones en el menú.
- No, sólo de queso.
- ¿En serio? ¿Sólo queso?
- Sí. Sólo queso. ¿Acaso de qué la ibas a comprar?
- De vegetales.
- ¡Eww! ¡Qué asco!
- OK. Entonces no la compro de vegetales

Después de unos segundos de silencio, mi amigo me dio una solución a nuestro predicamento, aderezada con el toque nacionalista propio de algunos estadounidenses.

- Bueno, no sé como sea en Colombia, pero acá puedes pedir la pizza de dos sabores. Mitad y mitad.

Hubiera podido decirle que en la jungla también nos gusta la pizza de varios sabores, y que la pedimos “de sal o de dulce”, pero el partido estaba por comenzar.

- En Colombia también podemos pedir pizza de dos sabores. Después de varios años hemos desarrollado una tecnología que nos lo permite. Ahí pedí tu pizza de queso. Ojalá te caiga como un culo.

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