Thursday, November 12, 2009



Los arrebatos del humor, la negligencia
 

Últimamente me he encontrado mucho con una frase de cajón digna de esquelas y tarjetas de amor y amistad: “Los amigos son los hermanos que Dios olvidó darnos”.

Divina, ¿cierto? Da a los amigos un estatus superior, trascendiendo su carácter optativo, y relega a los hermanos al lazo de consanguinidad obligatorio. Exalta el aprecio por el camarada y minimiza a los pares en el árbol genealógico.

Deberíamos pensarla al revés: “Los hermanos son los amigos que Dios recordó darnos”. Porque, si no me falla la memoria, mis padres siempre me hablaron del núcleo familiar como único nido de incondicionalidad. Pero la amistad entre hermanos casi nunca florece, porque en contadas ocasiones es evolutiva.

Las amistades nacen, crecen, se reproducen (sí, también pasa) y a veces mueren. En cambio la etiqueta de hermano no tiene fecha de caducidad y es inamovible. El amigo es amigo y el hermano es hermano.

No lo tomen a mal. Escribo esto con mucho cariño. La frase de esquela no es equivocada.


Quiero a muchos de mis amigos como si fueran parte de mi familia, e incluso algunos se comportan como tal. Llegan a mi casa a la hora que les da la gana, se comen el mercado sin preguntar y pasan fines de semana enteros sin moverse del sofá. Creo que he visto a más de uno sacándose los mocos en frente de mi mamá.

¡Se comportan como si Dios nos los hubiera negado! (Hijo, si lo hubiera querido a tu lado, te lo habría puesto como hermano).

Pero nuestros amigos son así, peculiares, polémicos. Los escogimos por una razón, aunque ya la hayamos olvidado, y los queremos por lo que son, ¿cierto?

¡Falso!

No te quiero por borracho y mujeriego. No te quiero por imprudente o ignorante.


Te quiero porque te quiero, porque me sale del alma. No por lo que eres, sino a pesar de lo que eres.

1 comment:

Pilar Londoño said...

Tengo una pregunta típica de periodista que no sabe qué más preguntar (pero no la hago por no saber qué más preguntar sino porque de verdad quisiera saber): "¿Qué lo inspiró, señor autor, para escribir estas dos entradas sobre las relaciones?"
¡Me encantan las dos imágenes!