Wednesday, December 22, 2010

La novena de aguinaldos

No recuerdo cuándo fue la última vez que recé la novena completa, es decir los nueve días antes de navidad. Siempre se me olvida un día o me quedo dormido. Al final rezo una octava o una séptima, pero nunca una novena.

¿Cuántos pueden decir que rezan la novena completa? Creo que muy pocos. Por eso nunca se tiene claro qué consideración se debe leer (¿Hoy es día quinto o sexto?).

Mis tíos y hermanos mayores siempre me comprometen con antelación, con citas que ellos consideran tan tradicionales como el pesebre: “Mijo, no se le olvide que la antepenúltima noche siempre es en mi casa”. “Acuérdese de que el viernes antes de navidad es donde la abuela”. Luego me reclaman cuando falto a alguna: “¿Cómo así que no sabías? ¡La novena del 19 toda la vida se ha rezado en mi casa!
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Sentarse en torno al pesebre a rezar la novena es una tradición que me encanta, debo decirlo. Pero no sólo por su carácter festivo o familiar, sino por ver las diferentes personalidades que afloran: La tía devota que no lee sino que grita; la novia de algún primo, que nunca había rezado una novena en su vida y se esfuerza por leer
Adonaí y Prosternado; la señora que pide cantar decenas de villancicos, y el primo que sabe tocar guitarra y lo ponen a aprenderse el “ven, ven, ven” y el “Antón tiruriru riru”.

¡Arranca la novena! En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, Amén. Benignísimo Dios de infinita caridad… Más o menos a los treinta segundos uno identifica si está leyendo la novena tradicional.

Cuando hablo de la novena tradicional no me refiero al librito viejo, amarillento y descuadernado, o a la libreta roja de Bancoquia que incluye la receta para hacer buñuelos. Me refiero a la novena de toda la vida, la que dice “amasteis”, no “amaste”. La que dice “vosotros”, no “ustedes”.

Uno se sabe de memoria las oraciones de la novena tradicional. Al menos la oración para todos los días y las de María, José y el Niño Jesús. Personalmente, podría recitar los gozos, pero si me soplan el primer verso.


¡Ustedes también pueden! Vamos a hacer la prueba. Completen los gozos. ¿Listos? Va.

Del débil auxilio…
Véanme tus ojos...

¡Oh! raíz sagrada...

¿Vieron? Nos sabemos los versos de memoria porque nos los aprendimos sin entenderlos.


La novena es, supuestamente, una actividad familiar y de júbilo, pero todos parecen esforzarse para que termine rápido. La mayoría hace (hacemos) fuerza para que después de la oración a la Virgen haya tres y no nueve Avemarías. Algunos incluso creen que van a salvarse de cantar villancicos.

En mi casa nunca tuvimos ese positivismo. Los villancicos eran más importantes que la novena en sí misma. Mi mamá llevaba a la casa de turno hojas fotocopiadas de un listado con al menos 30 villancicos, de los cuales había tres o cuatro conocidos. Nadie se paraba de la sala hasta que los cantábamos todos.

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