Sunday, October 19, 2014

Los columnistas buenos y los columnistas malos

Este blog fue creado en agosto de 2006, como un ejercicio sin miramientos, después de un almuerzo con ínfulas literarias. Y se quedó ahí, en la terapia sin rigor. He visto con alegría cómo algunos más versados en la palabra crecen, ganas seguidores, se mueven en las redes sociales y se hacen a un espacio en la prensa. Los llaman de los periódicos y se vuelven columnistas en el papel. A mí no. A mí me falta mucha cancha.

He visto lectores esperar por sus columnas, y esa tiene que ser una felicidad muy grande para quien escribe con asiduidad. He visto a esos columnistas relevar a las plumas más tradicionales, que entregaron por décadas sus columnas a máquina y nunca firmarán sus letras con sus cuentas de twitter, porque se niegan a abrirlas.

Por eso, porque conozco su rigor, me duele encontrar publicaciones de renombre que les abren espacios a personas que no escriben bien. La página editorial de un diario solía ser un espacio de eruditos, las voces más sagaces y lúcidas, la verdadera opinión pública. Ahora no. Ahora al análisis del exministro y académico de renombre le hace la segunda una anécdota sobre el concierto de One Direction del domingo.

¿En serio, señorita? ¿Usted tiene una columna? ¡Pero si yo la conozco! ¡Sé cómo escribe! Conozco algunas de sus capacidades y muchas de sus carencias. ¿Ah sí? No me diga. ¿Le ofrecieron un espacio? Ah, claro. Es por su capacidad de influencia. Su nombre llama al clic.

Y el clic lleva a cinco párrafos con una historia mal contada, una salida con las amigas a rumbear, la cagada del exnovio o un conflicto en el trabajo. Claro que son las columnas que más se comparten en las redes sociales, porque todo el mundo quiere saber cómo bajar cinco libras ¡YA!, y no cuál es la relevancia del fracking en el subsuelo colombiano.

Claro, ganan los buenos. Es maravilloso encontrárselos en el mar de memes que son las redes sociales: En Miami, he visto a un amigo argentino compartir en facebook columnas de El Colombiano de Alberto Salcedo Ramos; un venezolano me preguntó si conocía a un señor Ricardo Silva Romero, “muy bueno él”, y un paisa de visita me preguntó si acá leen la columna de Rosa Montero, de El País.

Es una delicia ver el rigor de una columna de Daniel Coronell, aunque uno no esté de acuerdo en una palabra con él. Y no es que espere religiosamente a Constaín, Molano o Caballero, pero si me tropiezo con sus letras, porque algún sensato tuvo la deferencia de compartirlas en facebook o twitter, dejo lo que esté haciendo y las leo.

Y sí, son más los buenos, pero me preocupa que queden tan cerca de los malos. Me preocupa que los diagramen juntos. No porque algún despistado ose compararlos, o porque algo de la basura de los malos se les embarre en los zapatos a los buenos, sino porque hay cosas que no se deben acompañar, porque son de mal gusto. “Mesero, tráigame su mejor corte de carne. Eso sí, con una Fanta durazno. Y ojalá al clima”.

2 comments:

The Escape Artist said...

Eres el mejor. :)

Anonymous said...

Bueno pues nunca lo había leído a usted y la verdad fue una grata sorpresa. Escribe bien. Y así como soy asiduo lector de Ricardo Silva, Juanes pero Constaín, Salud, mi exprofe Natalia Springer y Alberto Salcedo, voy a seguir leyéndolo a usted. Cuando se escribe bien todos los textos valen la pena, de algún modo.Y el suyo la vale. Saludos desde Duitama.