Friday, June 18, 2010

Papi, papi, papi, papi, papi, papi… ¿me compras eso?

Samuel, mi hijo de cinco años, me pide que le compre todos los juguetes que ve en los comerciales de televisión. Al parecer él tiene claro lo que quiere: Lo quiere todo. Pero, por supuesto, no se le puede dar todo.

En época de regalos (navidad, cumpleaños) el asunto se vuelve incisivo.

- Papi, ¿me compras eso de cumpleaños?
- Tenemos que mirar.
- Papi, ¿me compras eso de cumpleaños?
- Si te portas bien.
- Papi, ¿me compras eso de cumpleaños?
- Si te va bien en el colegio.

Normalmente lo empujo a la toma de decisiones.

- ¿Al fin qué? ¿No querías de cumpleaños el muñeco de El Hombre Araña? -. Esos cuestionamientos lo invitan a la reflexión y le dan un par de segundos para identificar sus prioridades.
- Mejor el muñeco de El Hombre Araña, y me compras la máscara de Iron Man cuando cumpla ocho.

O nueve, o seis, o lo que sea. Dice números al azar, matriculando sus deseos en el listado de opciones onomásticas. A veces, cuando caminamos por los centros comerciales me sale con cosas como “¿me compras esos Transformers… cuando cumpla 37?”.

Su mejor apunte en este sentido lo hizo hace más o menos un año. Estábamos acostados, viendo televisión. Él estaba inmerso en su rutina (¿Papi me compras esto?) cuando salió el comercial de un producto de limpieza en el que un superhéroe animado le ayudaba a una señora a trapear la cocina, lavar los baños o a quitar la mugre de una ventana.

- ¿Papi, me compras Míster Músculo?
- ¿Qué? ¿Míster Músculo? ¿Sabes qué es eso?-, le pregunté, tratando de no reírme.
- Es algo para limpiar-, contestó sonriendo.
- Tú me pides cosas por pedirlas. ¡A veces ni siquiera te das cuenta de lo que me pides! ¿Tú para qué quieres Míster Músculo?
- Pues - contestó con la seguridad de quien sabe lo que quiere -, para quitar las manchas difíciles.

Casi me muero de la risa. Por supuesto, cuando fuimos a hacer mercado, compramos Míster Músculo.

No comments: