Friday, August 06, 2010

La piñata de hamburguesería y la de salón comunal

Frecuento piñatas. Esas tardes domingueras en las que un número indeterminado de infantes corre, grita, patalea, come y se ensucia al son de los canticuentos y de los alaridos de sus padres, que propenden por la seguridad de los menores con órdenes militares: “Tomás, bájate de ahí”, “Sofía, ponte los zapatos”, “Daniel, escupe eso”, “Isabella, suelta a esa pobre niña”.

Hay dos tipos de piñatas: Las que se realizan en lugares especializados, como puntos de recreo en centros comerciales, parques de hamburgueserías y pizzerías infantiles, y las que se adelantan en salones comunales y en la sala de la casa.

Cuando la piñata tiene lugar en un restaurante, las recreadoras, de overol amarillo y rojo, dan la bienvenida a los niños pintorreteándoles la cara, en una nueva forma de arte conocida como pintucaritas.

Luego realizan rondas infantiles, los niños se comen una hamburguesa, cantan el feliz cumpleaños y las guías llevan a los pequeñines a jugar al parque. Son tres horas de desorden, gritos y sobredosis de kilocalorías.

Por fortuna uno permanece al margen. Los niños juegan y uno espera, desde el burladero, a que se acabe esa pesadilla. Los padres vemos a los niños ensuciarse y matarse por el juguete que les salió en el almuerzo, pero ostentamos una presencia tangencial.

Esas piñatas me gustan. Los niños la pasan bien, uno se toma dos acetaminofén y la pasa bien, hay parqueadero, hay almuerzo, hay sorpresa.

Son las piñatas de salón comunal las que no soporto, porque la verdadera sorpresa no es la bolsita con dulces y juguetes baratos, sino la calidad de la recreación. El departamento de animación puede constar de dos señoritas de unos 25 años cargadas de canciones, sonrisas y buenos deseos, o por dos jovenzuelos con cara de libertad condicional, que hacen las delicias de los padres en la sesión de títeres. Para darles un tono fantástico a los personajes usan un acento sacado del sector más oscuro de las comunas.

- ¡Qué hubo, Cenicienta! ¿Qué se dice?
- Nada, viejo ratón. Aquí, paseándome por la pradera.

Yo me muero de la risa mientras como gelatina en cuadritos con leche condensada.

Luego los titiriteros amenazan con abandonar el recinto, se esconden en la cocina y reaparecen luciendo un disfraz de Barney, el dinosaurio. Pero no es el Barney regordete y abrazable de Discovery Kids. Su disfraz es una trusa morada inmunda con una cabeza a base de cartón-cartulina recubierta con pelusa púrpura. Dentro de esa prisión el vapor de aire se conjuga con las moléculas de sudor y el nivel de condensación es ridículo. ¿Han visto como salen esos pobres muchachos de esa máscara?

Pero si algo no me aguanto de las piñatas de salón comunal es la inclusión de los padres en las actividades infantiles. Estoy mamado de que me hagan quitarme los zapatos para hacer una pirámide, de que me pongan a jugar a la lleva con papás que no conozco y de que me pinten la cara como un tigre.

¡No lo tomen a mal! Soy un papá moderno, juego con los niños, veo los programas de moda y conozco lo último en juguetes. Pero seamos sinceros: La próxima vez que me pongan a cantar “El fantasma Gasparín” voy a ahorcar a un recreador.

3 comments:

Suzie V said...

Jajajajajaja pobres muchachos, teniendo en cuenta todas las fiestas que te esperan.

Paula said...

Por favor, la próxima vez que te pinten la cara de tigre, luego de ahorcar al recreacionista, tómate una foto y ponla en FB!!!! te lo suplico jajajaja

ANDREA MESA said...

Ahora con tu escrito me haces pensar que tan importante es la piñata para el niño como un acto social' Será que lo recordará toda la vida (teniendo en cuenta que a los meses o al año el niño anfitrión ni siquera habla, se duerme antes de que partan el ponque, y el poco tiempo que permanece despierto estará llorando fastidiado por el ruido )será que se trara de una expresión social que hacen los padres para que los pequeños reconozcan la importancia de comunicar a los del grupo que él es centro de atención por un dia y que tiene la capacidad de convocar a otros a festejar alrededor de el? Muchas otras cosas se me ocurrieron con la lectura del texto como siempre enriquecido por una prosa elaborada coherente, precisa y además jocosa.