Sunday, October 17, 2010

Teoría del cerebro flotante

Las mujeres se quejan de que los hombres no ponemos cuidado. Dicen que todo nos da lo mismo y que nada nos importa. En eso, hay que decirlo, tienen toda la razón.

- Mi amor, ¿me queda bien este pantalón azul? -, me preguntó mi exnovia, hace varios años.
- Sí, te queda bonito.
- ¿No me veo gorda?
- No, para nada.
- Ok. Y este negro, ¿se me ve bien?
- Sí, mi amor. Muy bien.

Esas preguntas los hombres las contestamos por instinto. Tenemos un sentido de ubicuidad, asociado al cromosoma Y, que nos permite tener el cuerpo con la novia, pero la mente lejos, muy lejos, por ejemplo en una tienda de aparatos electrónicos, en un partido de fútbol o en una despedida de soltero. Esta técnica se conoce como "cerebro flotante".

La mente vuelve al cuerpo cuando nos hacen preguntas que no podemos contestar con un "sí" o un "no".

- ¿Y cuál me queda mejor? -, miré a mi novia a los ojos y traté de descifrar de qué me hablaba.
- Flaca, no sé -, contesté, poniendo una expresión que le hacía creer que me importaba.
- ¡Ayúdame! ¿Cuál me llevo?, el azul o el negro.

Ok (piensa, piensa, piensa), me hablaba de los pantalones. Yo sí la vi medirse dos cosas, pero nunca supe qué eran. Y aunque le hubiera puesto cuidado ¿qué le podía contestar? ¿El azul? Imposible. Si después se engorda y el pantalón no le entra, adivinen de quién es la culpa.

- ¿Aló? ¿Te englobaste? Dime, el azul o el negro -, yo seguía con la expresión de interés, quieto, como si fueran a tomar una foto.
- Creo que deberías llevarte los dos -, dije.
- ¿Seguro? No sé, están muy caros.

¡Perfecto! Era el momento de hacer la jugada y aprovechar la oportunidad.

- Pues si quieres, y únicamente si así lo quieres, lleva el negro y yo te regalo el azul de amor y amistad -, o de cumpleaños, o de navidad, o de lo que fuera.

Ella sonrió, me abrazó con un pantalón en cada mano, pagó uno y yo pagué el otro. Descompleté la plata del arriendo, pero no podía correr el riesgo de decir "yo después vengo y lo compro, porque ya sé cuál es". ¡No señor! Uno no sabe cuál es, así anote la talla, la referencia y el largo. Ella es la que sabe, porque es la que se lo midió. Si uno compra uno igualito va a decir "no es el mismo".

Ese día salí bien librado del cerebro flotante. Pero cuidado, señores, porque algunas mujeres han comenzado a identificar esta milenaria técnica.

- Mi amor, ¿me queda bien este pantalón azul?
- Sí, te queda bonito.
- ¡Mentiroso! No me estás poniendo cuidado.

1 comment:

ANDREA MESA said...

Juan Camilo, hace un tiempo escribì en mi muro:Los hombres las prefieren brutas? y respondíno , las prefieren feas, gordas,conflictivas, fastidiosas,complicadas, por la inseguridad que les genera tener una novia bonita, inteligente,buena gente,exitosa,descomplicada!y muchos se pronunciaron diciendo que eso no era así,ahora que leo las ultimas entradas de tu blog ratifico mi pensamiento , pero no puedo entender por que si no les gusta la mujer con la que estan insisten en continuar con ella , serà que en serio la buena vida cansa y la mala amanza?