Tuesday, March 30, 2010

Teoría de uso holista de la anatomía cárnica

Mesero, creo que este pollo está crudo. Se me está comiendo el arroz.

Hace unos días vi un video de National Geographic en el que un grupo de estudiantes coreanos practican la ingesta del pulpo vivo. En algunos restaurantes de ese país se puede pedir un plato de pulpo. Literalmente, un plato con un pulpo y nada más.

El procedimiento consiste en enredar al animal en los palitos, untarle uno o varios tipos de salsa y comerlo de un solo bocado. Al parecer, lo más difícil no es masticarlo, sino tragarlo, pues las ventosas se adhieren a los dientes, la lengua, el paladar y el esófago. Según el documental, muchos han muerto asfixiados.

El video me intrigó tanto que decidí investigar un poco más sobre esta tradición (¿o maña?). Me encontré con una competencia aterradora que tiene lugar en China, en la que los chefs deben cocinar, en el menor tiempo posible, diversos platos con una única regla: al momento de ser servidos, los animales (o lo que queda de ellos) aún deben moverse. Culebras, peces y anguilas hacen parte del menú.

En Japón se adelantan ferias ambulantes que se atreven a mucho más. Cocinan pollitos vivos. Sí, pollitos amarillos, los que rifaban en las piñatas.

¡Terrible!

Quise hacer esta entrada de Me Regala para un Pan con los ejemplos nacionales de ingesta de animales vivos, pero al parecer en Colombia no tenemos muchas tradiciones de este tipo. Tal vez existan en algunas tribus indígenas o en familias trastornadas, pero no como parte esencial de nuestra idiosincrasia.

Los únicos ejemplos que encontré fueron retos entre amigos (20 mil a que no es capaz de comerse esa cucaracha), realities (el equipo que coma más cucarrones se gana una bolsa de leche) y accidentes en elevado estado de embriaguez (pensé que la pecera era una coctelera).

Acá no nos comemos los animales crudos. Acá la apuntamos a algo diferente: El aprovechamiento total del ser sacrificado. Cuando una vaca muere, el 100% de su anatomía es usado para fines diversos.

¡Pero no crean que se trata únicamente de la carne, la piel y algunos órganos! ¡No señor! Los ojos, los testículos y las glándulas salivales hacen parte del menú. Al final, todos los remanentes se meten a una olla con papa, yuca y arracacha y se cocinan en sopa. En la plaza de la Paloquemao la venden. Una vez la probé y prometí no volver a hacerlo.

Hay muchas partes de la vaca que trato de no comer, pero solo dos “derivados” se ganan todo mi asco. El primero es la lengua, porque es inmunda a la vista en su estado de refrigeración, y el segundo es la gelatina de pata.

- ¿De pata?
- Sí, de pata.
- ¿De pata, de las patas?
- Ajá, de pata de res.
- ¿De las patas de la vaca?
- De las patas de la vaca.

Hace pocos días tuve esta conversación. Juro que no sabía de dónde provenía. Aún no salgo de mi asombro.

1 comment:

Anonymous said...

Que foto tan desagradable. De donde la sacaste hnito?? Que es eso????
Yo